GUERRA COMERCIAL

Cada vez que Trump impone aranceles, la Unión Europea reflexiona

El presidente de Estados Unidos ha decidido aplicar tarifas impositivas a todos los automóviles no fabricados dentro de sus fronteras, provocando miedo dentro del viejo continente.

Trump anuncia aranceles del 25 % para los automóviles fabricados fuera de Estados Unidos

Jacobo de Regoyos

Madrid |

El presidente de EE.UU., Donald Trump, este miércoles en el acto de firma de la orden que establece los aranceles a la importación de vehículos.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, este miércoles en el acto de firma de la orden que establece los aranceles a la importación de vehículos. | Europa Press

Antes se decía que los EEEUU vienen de Marte y los europeos Venus. El Dios de la guerra frente al del amor. Con Trump al mando en la Casa Blanca, a simple vista, cualquier psicólogo recién salido de la facultad podría confirmar este diagnóstico.

La cauta Europa

Cada vez que el norteamericano anuncia nuevos aranceles que afectan a la UE, mientras despotrica de ella al mismo tiempo, las autoridades comunitarias responden siempre con paños calientes. Las frases son siempre las mismas: que hay que ver primero exactamente de que aranceles se trata, que habrá respuesta pero que tenemos que consultarla con los estados miembros, que todo esto es malo no sólo para los europeos sino también para los EEUU…

En las capitales comunitarias siguen pensando que la mejor táctica para tratar con Trump es no provocarlo. Que lo más eficaz es una reacción diplomática y mesurada, casi tímida, como la que se ha repetido después de que ayer miércoles, a última hora, el presidente norteamericano haya anunciado aranceles del 25 por ciento a los automóviles así como a piezas clave para su fabricación importados de otros países, una medida que entrará en vigor el 2 de abril.

De momento, Trump no parece impresionado por la meliflua respuesta europea porque no se ha mordido la lengua amenazando a las pocas horas a la Unión Europea y a Canadá con imponerles aranceles "mucho mayores" que los anunciados hasta el momento ante la posibilidad de que colaboren entre ellos "para perjudicar económicamente" a su país. "Se impondrán a ambos aranceles a gran escala, mucho mayores que los previstos actualmente, ¡para proteger al mejor amigo que cada uno de esos dos países ha tenido jamás!", ha afirmado en su plataforma Truth Social.

El primer ministro canadiense ha reaccionado con más brío que las autoridades comunitarias criticando la decisión por ser un "ataque directo" a los trabajadores y convocando al gabinete de relaciones Canadá-Estados Unidos.

Sin embargo, aquí, en Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha limitado a un publicar en las redes sociales un comunicado lamentando "profundamente" la decisión de Trump añadiendo el esperado anuncio de que se va a evaluar la respuesta, en alusión a los aranceles recíprocos.

Esta mañana, preguntada por los periodistas su vicepresidenta ejecutiva, la española Teresa Ribera, nos ha dicho lo mismo: que antes de responder el Ejecutivo comunitario va a analizar de que aranceles se trata. "Necesitamos ver cómo están formulando con precisión lo que quieren hacer y asegurarnos de que responderemos en consecuencia" añadiendo que la UE "seguirá buscando soluciones negociadas".

Es como si a este lado del Atlántico nos diera miedo enfadar a Trump aunque este no pare de acumular desplantes y desprecios hacia sus teóricos socios y aliados. Al comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, lo han recibido finalmente en Washinghton un par de veces con el único resultado tangible de que… se ha producido la reunión. Y a eso es a lo que se agarra la UE, a que la puerta del diálogo sigue abierta, y por tanto, merece quizás la pena retrasar la respuesta europea lo más posible.

Un mes esperando

Es lo mismo que ocurrió cuando hace ya un mes, Trump firmó aquella orden ejecutiva por la que imponía un arancel del 25% a las importaciones de acero, aluminio y productos derivados relacionados, que afectaba a exportaciones de la UE por valor de unos 26.000 millones de euros. La respuesta europea aún no ha llegado.

Se siguen preparando las contramedidas por valor de hasta 26.000 millones de euros. La primera tanda de 8000 millones estaba prevista en un principio para el 1 de abril pero se retrasó enseguida, como si en Bruselas pensaran hubieran sido demasiado osados en su respuesta. De nuevo prudencia y contención. Se nos cuenta que es porque se está consultando con un bisturí en la mano la lista de productos con los estados miembros para no hacernos más daño del necesario.

Ahora mismo se supone que los aranceles europeos entrarían en vigor todos juntos el próximo 13 de abril, fecha en la que, si nos fiamos de las vocalizaciones de Trump, puede estallar la guerra comercial de veras, porque asegura que responderá masivamente. Es su forma de hablar. Nadie sabe a ciencia cierta si lo hará de verdad, perjudicando así aún más su propia economía, o lo que busca es realmente un pacto. La UE reza a pies juntillas por lo segundo, y esa puede ser la mejor explicación por la que arrastra tanto los pies a la hora de hacer frente al gigante americano.

Son dos tácticas opuestas, Venus y Marte, cara a cara. Y nadie dice puede decir que Venus esté equivocada de antemano.