La de Boris Johnson ha sido una carrera política poco convencional, marcada por continuas controversias, mentiras, y disculpas y momentos sorprendentes cuando no delirantes.
Capaz de conseguir la mayor victoria electoral de su partido, o de influir muy decisivamente en la decisión más importante en la historia moderna de ese país, pero también de cosechar el más alto nivel de desaprobación de sus colegas, y sus votantes.
Johnson, un showman con una carrera llena de altibajos
Boris Johnson es el protagonista de una vertiginosa carrera llena de altibajos. Un showman atento siempre a tenernos entretenidos por su incapacidad patológica de pasar desapercibidos.
Ese es Boris Johnson. El protagonista de una vertiginosa carrera llena de altibajos. Y un showman patológicamente incapaz de pasar desapercibido.
Como le dijo al equipo olímpico y paralímpico inglés en 2012: "marcasteis el camino a los incrédulos y espantásteis a los agoreros".
Y entonces empezó a creer él que, si había conquistado Londres como alcalde en 2008, llegando donde nunca antes habían llegado los Conservadores, ¿por qué no todo el Reino?
El Brexit, su plataforma para asaltar la cima del poder
Estuviera de acuerdo o no con el Brexit, en la campaña a favor de abandonar la Unión Europea, en 2016, encontró una plataforma desde la que asaltar la cima.
Y bajo las premisas de “ahorrar dinero y recuperar el control”, ganó el Brexit. David Cameron dimitió. Theresa May fue nombrada primera ministra y puso a Johnson al frente del ministro de Exteriores -ten a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca aún-.
Boris dimitió dos años después para liderar la revuelta contra May e instalarse él en el 10 de Downing Street.
Su plan, un Brexit sin fisuras, sin cesiones, que comprobó difícil de ejecutar, pero que le permitió, después de unos meses turbulentos, cosechar en 2019 la victoria electoral más rotunda en la historia reciente de su partido.
Fiestas en Downing Street durante lo peor de la pandemia
Entonces llegó la pandemia de coronavirus y aunque empezó tomándoselo a la ligera; visitando a pacientes y estrechándoles las manos. Pero el aumento de los contagios y la evidencia de la magnitud del problema le hicieron despertar.
Johnson despide a Dominic Cummings, el ideólogo del Brexit y de su campaña, y lo convierte en su peor adversario. Dimite su ministro de Sanidad. La crisis de las gasolineras. La llegada de inmigrantes cruzando el Canal de la Mancha. La reforma del ático en la residencia oficial.
Y las fiestas de su equipo en Downing Street durante los momentos más duros del confinamiento, incumpliendo las normas de distancia social que impuso ese mismo gobierno.
El Partygate no se lo llevó por delante, pero le convirtió en el primer jefe de Gobierno multado por la Policía Metropolitana por infringir la ley mientras estaba en el cargo.
Cuestión de confianza organizada por su propio partido
Sus diputados pierden la paciencia y consiguen sumar apoyos suficientes para someter a Johnson a una cuestión de confianza con la intención de derribarle. La votación se celebra el 6 de junio de 2022. Johnson gana esta vez.
Pero el escándalo sexual que protagoniza el hombre al que nombró unos meses antes responsable de la disciplina del partido acabará por derribarle. Primero dice que no conoce las acusaciones sexuales que pesan sobre Chris Pincher para luego acabar reconociendo que estaba al tanto pero que lo había olvidado.
En 48 horas han dimitido casi 60 miembros de su Gobierno
Dimiten de manera coordinada los ministros de Sanidad y Finanzas. En menos de 24 horas dimiten otros cargos intermedios del Gobierno, hasta 40. Más que a ningún otro primer ministro antes en la historia. En 48 horas han dimitido casi 60 miembros del Gobierno.
Es el fin. Su fin. Un líder que podría haber sido primer ministro potencialmente durante dos legislaturas, caído al cabo de sólo tres años. Un niño que soñó a los ocho años con ser “el rey del mundo”, destronado 50 años más tarde.