Madrid |
Sobre todo porque las autoridades chinas están echando mano de la tecnología para controlar a la población. Por ejemplo, emplean drones para advertir a quienes no llevan la mascarilla. Estos aparatos teledirigidos se sitúan sobre el infractor para conminarle a volver a casa por no estar protegidos de forma conveniente. Para susto, por supuesto de la persona en cuestión. Corren imágenes y vídeos en redes sociales con el estupor de los protagonistas.
Los drones también se están utilizando para tomar la temperatura a los ciudadanos. En este caso las aeronaves van dotadas de cámaras térmicas capaces de comprobar si las personas en cuarentena tienen o no fiebre. Se asoman a las ventanas o balcones y a un metro de distancia toman la temperatura por infrarrojos. El margen de error es sólo del 1%. Con este sistema evitan que las personas en cuarentena tengan que abandonar sus viviendas y así se minimiza el riesgo de propagación del virus.
Con ese mismo objetivo, minimizar los contactos, se están utilizando robots para llevar comida a las personas aisladas en un hotel donde pasan la cuarentena los pasajeros de un vuelo con algunos casos positivos. Se evita así la exposición del personal del hotel. El robot, que se llama Cacahuete, avanza por los pasillos y va avisando para que los huéspedes abran la puerta y recojan la comida.