Los manifestantes, conocidos como el 'Ejército de Alfie' (Alfie's Army, en inglés), bloquearon durante quince minutos la carretera de acceso al hospital y posteriormente trataron de entrar en el centro sanitario, aunque la policía les impidió el paso.
No obstante, continuaron concentrados al grito de 'Save Alfie Evans' ("Salvad a Alfie Evans") a las puertas del lugar, según medios locales.
El niño, de 23 meses, sobrevive conectado a un soporte de ventilación artificial en estado semivegetativo desde diciembre de 2016, afectado por una enfermedad neurológica sin identificar para la que no parece haber cura.
Los médicos han reiterado que el tratamiento no provocaría una mejora en su estado, que es "irreversible", y han recomendado que sea desconectado de las máquinas, una decisión que diversas instancias judiciales han confirmado en varias ocasiones y a la que los progenitores se oponen.
La protesta se produce tras el rechazo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo de revisar el caso el pasado viernes y de la máxima instancia judicial británica, que ha rehusado considerarlo por segunda vez.
Los padres, Tom Evans, de 21 años, y Kate James, de 20, quieren trasladar a su hijo a Roma, a un hospital gestionado por el Vaticano, con el objetivo de seguir su tratamiento.