Según las fuentes, el primero de los barcos en zozobrar y hundirse transportaba a 50 personas y el segundo a cerca de 400, en su mayoría procedentes de Siria, Bangladesh y diferentes países de África.
Servicios de guardacostas trabajan a destajo desde anoche y pese a la carencia de medios en busca de supervivientes y cadáveres, algunos de los cuales han sido ya trasladados a hospitales de las ciudades costeras de Zauara y Sabratha, situadas al oeste de Trípoli.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 fuerzas rebeldes apoyadas militarmente por la comunidad internacional lograron derrocar el régimen tiránico de Gadafi.
Desde entonces, el país está dividido, con un Gobierno rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Tobruk, que luchan por el control de los recursos naturales apoyados por miembros del antiguo régimen gadafista, islamistas, líderes tribales y señores de la guerra.
El enfrentamiento esta siendo aprovechado por las mafias dedicadas a la inmigración irregular a Europa a través del mediterráneo, que este año ha costado la vida a más de 2.500 personas, según datos de la ONU.
Cerca de 250.000 más han logrado alcanzar islas griegas e italianas en el Mediterráneo.