La hija de Andre Spicer se disponía a vender limonada al final de su calle en el distrito de Mile End, situado en la parte este de Londres, en el momento en que cientos de personas pasaban por allí para asistir al Lovebox festival en el parque Victoria.
A la media hora de montar el puesto, cuatro agentes se acercaron a la mesa y leyeron un documento legal para informarle de que, al no contar con el permiso de comercio, se le impondría una multa de 170 euros.
Padre e hija recogieron sus cosas rápidamente y volvieron a casa. Spicer, que escribió sobre el incidente en The Telegraph, explicó: "Soy profesor en una escuela de negocios, debería haber sabido que se necesitaba algún tipo de permiso para montar este puesto. Pero se trataba de una niña de cinco años que vendía limonada. No era exactamente lo que podríamos catalogar como un peligro para la seguridad pública".
Aunque Spicer propuso a su hija conseguir un permiso de comercio y abrir el puesto en otra ocasión, la pequeña respondió que era "demasiado arriesgado".
El consistorio de Tower Hamlets ha retirado la multa y se ha disculpado ante la familia. Un funcionario trasladó sus "más sinceras disculpas por lo ocurrido" y declaró que desde el consistorio esperan que "sus agentes muestren más sentido común y hagan un uso más responsable de su poder".