Chinos a lo largo del país y en las comunidades del extranjero han dado la bienvenida al Año Nuevo lunar, en el que el despreocupado y generoso cerdo, duodécimo símbolo del horóscopo, sustituye al alegre pero inconformista perro.
Durante una semana, el país más poblado del mundo se paraliza y cientos de millones de personas visitan sus lugares de procedencia para recibir el año 4717, del Cerdo de Tierra, asociado con la fertilidad y la prosperidad, y cuya imagen ya aparece en muchas señales e insignias del gigante asiático.
Muchas ciudades se vieron la pasada noche "bombardeadas" por petardos y fuegos artificiales, encendidos para ahuyentar malos espíritus, aunque en grandes urbes como Pekín no pudieron escucharse porque han sido prohibidos a fin de evitar mayor contaminación y por razones de seguridad.
Los chinos comenzaron el año cumpliendo tradiciones ancestrales, mezcla de superstición y costumbre, que tienen un solo fin: alejar infortunios y atraer buena suerte, prosperidad y abundancia. Entre las prácticas figuran limpiar las casas a fondo, decorar las calles y celebrar grandes banquetes familiares durante la víspera del Año Nuevo.
Otro protagonista de la festividad son los "hongbao", sobres rojos con dinero, que se entregan a familiares y amigos para desear fortuna en el año entrante. En los últimos años, con el enorme auge que están teniendo en China los pagos a través del teléfono móvil, la moda es enviarse "hongbaos" a través de aplicaciones como WeChat (equivalente local a WhatsApp).
Se trata, además, de una forma de esparcir la buena suerte a quien la recibe, y lo que prima es más la intención que la cantidad.
La reunión familiar en China implica que millones de personas vuelvan a sus ciudades de origen: las autoridades esperan que se produzcan casi 3.000 millones de viajes en el conocido como "Festival de la Primavera", el período de 40 días que empezó el 21 de enero y terminará el 1 de marzo