Madrid |
Los peces koi no se comen. Son peces domésticos, mascotas y su atractivo reside en que son muy escasos. Y ahí los japoneses han visto negocio, a si que se han tomado muy en serio la crianza de estos animales que, en realidad, como el resto de los peces, pues interactúan poco con sus propietarios. En realidad, entre sus atractivos pueden estar sus colores: muchos son dorados y pálidos, con manchas rojas, lo que provoca una cierta similitud con los colores de la bandera de Japón.
El caso es que en el país nipón se han vuelto muy habituales las competiciones de peces koi. Su valor depende de la pureza de su linaje. De hecho pueden comprarse ejemplares muy baratos si no tienen pedigrí.
Nuestro protagonista de esta historia, el pez, es una hembra y se ha convertido en el pez vivo más caro del mundo. Su ya dueña podrá hacer negocios con ella porque es capaz de producir medio millón de huevos al año. Calculan que podría vender unos 5000, aptos para producir nuevos ejemplares, a alguna de las piscifactorías japonesas que se dedican a criar estos peces.