Robert Hinz, el hombre de 34 años, ha sido condenado por la Corte de Winchester, Reino Unido. "Fue un crimen verdaderamente lamentable, Julián Hinz sólo tenía tres meses de edad, pero en su corta vida, había sido objeto de actos de violencia por parte de su propio padre, alguien con el que debería haber estado a salvo", asegura Richard Dixey, inspector de la policía.
Según este agente el padre no fue capaz de "controlar su ira y la agresión y le costó la vida a Julián". El pequeño fue asesinado mientras dormía en su cuna, la madre había dejado al pequeño en casa bajo el cuidado de su padre.
Robert y su hijo no estaban solos la vivienda, les acompañaba sus otros tres hijos y su tío, que jugaban en otra habitación. Según las declaraciones judiciales recogidas por 'Metro news', 15 minutos después de que se fueran la madre, Robert comenzó a gritar pidiendo ayuda porque Julián "no respiraba".
Cuando el pequeño fue trasladado al hospital, los médicos descubrieron que tenía graves fracturas craneales y unas costillas rotas. Los agentes detuvieron rápidamente al padre que dio positivo en una prueba de alcoholemia.