El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue condenado este jueves a un año de prisión, que podrá cumplir en arresto domiciliario, por la financiación ilegal de su campaña presidencial de 2012, lo que supone su segunda sentencia de cárcel en poco más de medio año.
El Tribunal consideró que el jefe del Estado francés entre 2007 y 2012 se benefició de un sistema de doble contabilidad puesto en marcha para poder superar los límites de gasto impuestos por la ley francesa.
Por ello le impuso una pena superior a la que había solicitado la Fiscalía, que había pedido un año de cárcel con seis meses exentos de cumplimiento.
Este nuevo revés judicial se produce después de que en marzo pasado fuera condenado en primera instancia a tres años de cárcel, dos de ellos exentos de cumplimiento y el otro en arresto domiciliario, por corrupción y tráfico de influencias, sentencia que está pendiente de apelación.
Un día después de haber participado en Madrid en la Convención del Partido Popular español, Sarkozy no acudió a la lectura del veredicto, al que sí acudieron la mayor parte de los otros acusados, todos ellos condenados por estafa, desvío de fondos y financiación ilegal de campaña electoral.
El tribunal consideró que las cuentas de campaña del candidato a la reelección superaron en más de 20 millones de euros el límite de 22 millones fijado por la ley, algo que fue posible por la creación de un sistema de falsas facturas a través de la empresa Bygmalion, que da nombre al caso.
La sentencia desmonta los argumentos de defensa de Sarkozy durante el proceso celebrado entre el 20 de mayo y el 22 de junio pasados, al que solo acudió en una ocasión, y que consistían en apuntar que ignoraba el detalle de los gastos de su propia campaña electoral.
Los jueces señalaron que el candidato debía conocer la naturaleza de estos y no podía desconocer que estaba superando los límites a la vista de su experiencia electoral, ya que había sido candidato en 2007.
Recuerda que el candidato fue advertido en dos ocasiones por expertos contables de la superación de ese techo y que, pese a ello, mantuvo el elevado tren de gastos de su campaña, a razón de un mitin diario con grandes medios.
Los jueces condenaron al conjunto de los 14 acusados en el caso, todos ellos miembros de la campaña de Sarkozy o de la empresa Bygmalion.
Se trata de un nuevo mazazo electoral para el expresidente, tras el de marzo pasado. Entonces fue reconocido culpable de corrupción y tráfico de influencias, por haber intentado obtener informaciones confidenciales de un juez al que se comprometió a ayudar a obtener un alto cargo.
Además, desde 2018 está inculpado por la financiación ilícita, con dinero del régimen libio de Muamar al Gadafi, de su campaña presidencial de 2007, la que le llevó al Elíseo.