El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá a puerta cerrada a las 15.00 hora local (19:00 GMT) para discutir "los acontecimientos en Libia", tras la condena del ataque por parte de la alta comisionada de la organización para los derechos humanos, Michelle Bachelet, que indicó que puede constituir "un crimen de guerra".
"Este ataque, según las circunstancias precisas en las que se ha producido, puede constituir un crimen de guerra", señaló Bachelet en un comunicado emitido desde su oficina en Ginebra, una idea que fue secundada también por el enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salame.
El ataque del martes dejó además "docenas de heridos" en el centro de detención, donde se encontraban 600 migrantes y refugiados, entre ellos mujeres y niños, por lo que se espera que el número de víctimas aumente considerablemente.
Libia está inmersa en un largo conflicto desde que la OTAN contribuyera en 2011 a que grupos rebeldes triunfaran cuando terminó la dictadura de más de 40 años de Muamar al Gadafi.
Actualmente, luchan por el control del país dos bandos: uno encabezado por el presidente y primer ministro Fayez al Serraj, apoyado por la ONU y la Unión Europea, que controla Trípoli y algunas zonas del oeste, y otro por el mariscal Hafter, que domina el resto del país y casi todos los recursos petroleros.
De la división se benefician diversos grupos dedicados al tráfico ilegal de armas, combustible y personas, que son el verdadero motor de su destruida economía.
En este contexto, la playas del oeste de Libia se han convertido en el principal trampolín para la inmigración irregular a través de la ruta del Mediterráneo central, una de las más mortíferas del mundo.