Sobre Wuhan, la noticia es que las autoridades empiezan a abrir la mano. Después de un mes de aislamiento van a permitir salir de la ciudad a los no residentes sanos o los residentes, también sanos, que necesiten someterse a una operación quirúrgica.
En Italia son 50.000 las personas de once pueblos que no pueden abandonarlos después de que tres personas mayores y con patologías previas hayan fallecido tras ser infectadas por el coronavirus. Hay contagiadas 150 personas cuando el viernes solo eran tres. En las regiones de Véneto y Lombardía se han suspendido, además, del carnaval cualquier evento multitudinario ya sea en la Scala, en un campo de fútbol o en una visita a la catedral de Milán.
El miedo se ha elevado después de comprobarse que, en realidad, el que se consideraba hasta ahora el paciente cero, la persona que trajo el virus consigo desde China, nunca ha estado infectado por el coronavirus. Esa persona era la única que el paciente uno -el primer infectado en Italia- consideraba que podría haberle transmitido la enfermedad.
El no saber cómo llegó el coronavirus a Italia es lo que ha desatado la alarma. Y la histeria.
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