"Hemos mantenido más discusiones sobre esta cuestión para encontrar una solución que asegure una financiación puente para el fondo. El consenso es que se debe de hacer con líneas de créditos nacionales", explicó el ministro de Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna, al término de la reunión del Ecofin.
El uno de enero se pondrá en marcha el fondo único de resolución, uno de los elementos clave del segundo pilar de la unión bancaria.
Éste se irá alimentando poco a poco por las contribuciones que harán los países -recaudadas de la banca- pero tendrá que ir acompañado en sus primeros ochos años de vida por una financiación puente que cubra imprevistos.
El fondo estará dividido en "compartimentos nacionales", que se irán fusionando paulatinamente, hasta que sea una caja única dotada de 55.000 millones de euros en 2023.
Ante la evidencia de que esta suma podría no bastar para cubrir el agujero que podría provocar la bancarrota de varios bancos seguidos, los Veintiocho tantearon la posibilidad de crear un "cortafuegos común" esencialmente alimentado de dinero público, pero no lograron un consenso y dejaron la cuestión para más adelante.
La opción que se vislumbra para el cortafuegos es usar para ello al fondo de rescate de la eurozona, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pero para ello sería necesario llevar a cabo una serie de cambios legales y sortear obstáculos de todo tipo, entre ellos las reticencias de países como Alemania.