El médico Cristian Carretero, de 30 años, será expulsado además de por vida de este país nórdicocuando cumpla su pena y deberá pagar una indemnización total a las víctimas de 3,5 millones de coronas suecas (327.000 euros).
Carretero ha sido condenado por cuatro casos de violación grave, 46 de abusos sexuales graves y por posesión de pornografía infantil. "Los delitos ocurrieron de forma sistemática y han afectado a muchas víctimas, entre ellas unos cincuenta niños de 2 a 12 años", señala la sentencia, que resalta la gravedad de los hechos al aprovecharse de su condición de médico y de la relación de confianza, así como de la edad de los afectados.
El fallo resaltó que el médico examinó los genitales y el ano de los niños sin que estuviese justificado, practicando penetraciones con dedos o instrumental, hizo grabaciones en algunos casos y pidió a los padres de niños que recibían atención médica a través de un servicio de internet que filmasen las partes íntimas de sus hijos.
El tribunal dio crédito a las declaraciones de varios expertos en el juicio, que consideraban injustificadas las exploraciones, y a los testimonios de los padres, que no fueron cuestionados "en la mayoría de los casos" por el acusado.
La defensa del médico, que negó los cargos, justificó los exámenes médicos asegurando que son habituales en su país de origen y que contó con el consentimiento de niños y familiares.
El tribunal ya había considerado en el tramo final del juicio que existían pruebas suficientes de que cometió la mayoría de los hechos, por lo que se esperaba una pena de prisión, una vez que el Instituto de Medicina Forense descartó que sufra enfermedad mental.
La Fiscalía reclamaba la pena máxima, doce años, mientras que la defensa solicitaba una condena menor al considerar que existen atenuantes como la previsible pérdida de la licencia y expulsión del país, argumentos que aceptó parcialmente el tribunal.
El caso, uno de los más amplios de ese tipo en Suecia en los últimos años, estalló en noviembre de 2017, cuando cuatro padres que habían acudido con sus hijos a un hospital de Estocolmo contactaron a la dirección del centro al considerar que las exploraciones habían sido muy amplias.
El hospital abrió una investigación, habló con otras clínicas donde el médico había trabajado y avisó luego a la policía sueca.
Los delitos fueron cometidos por el médico -detenido a finales de diciembre de ese año y en prisión preventiva desde entonces- en centros hospitalarios de cuatro localidades suecas: Skellefteå, Skövde, Jönköping y Estocolmo. Tras su arresto, la policía halló cientos de vídeos de pornografía infantil en el ordenador y el móvil del doctor.