Trump y la primera dama, vestida completamente de negro en señal de luto, fueron recibidos por autoridades locales como la alcaldesa de la ciudad, Carolyn Goodman, y el alguacil del condado, Joe Lombardo, entre otros. "Este es un día muy triste para mí, personalmente", dijo Trump en declaraciones a la prensa a su salida de la Casa Blanca para poner rumbo a Las Vegas (Nevada).
El mandatario acudirá primero al hospital University Medical Center de la ciudad para visitar a las víctimas y al personal médico. Después tiene previsto reunirse en la sede de la Policía de Las Vegas con las fuerzas de seguridad y servicios de emergencia que respondieron al ataque y están haciendo un "fantástico trabajo", según dijo Trump hoy en unas breves declaraciones.
El domingo, desde la ventana de su habitación en el piso 32 de un hotel, Stephen Paddock, un jubilado de 64 años, disparó contra una multitud que asistía a un festival de música country durante un intervalo de entre nueve y once minutos y con rifles semiautomáticos que había modificado para que dispararan más rápido. Paddock mató a 58 personas y dejó más de 500 heridos, antes de quitarse la vida, según la Policía.
El mandatario ha evitado tras la masacre hablar del control de las armas de fuego en Estados Unidos, aunque ayer reconoció a bordo del Air Force One que "quizá" ese debate se abra "en algún momento". Durante la campaña electoral de 2016, Trump recibió el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el mayor grupo de presión ("lobby") contrario al control de armas de fuego en EEUU y que destina millones de dólares a proteger la Segunda Enmienda de la Constitución de EEUU, que protege el derecho a portar armas.