Las sanciones contra ambos ministros fueron impuestas por ser considerados responsables de la detención y arresto de Brunson en 2016, acusado de supuestos vínculos con la guerrilla kurda de Turquía, el proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Como consecuencia, habían quedado congelados los activos que pudieran tener bajo jurisdicción estadounidenses y se prohibía las transacciones financieras con ellos por parte de entidades estadounidenses.
Además, esta designación había sido hecha en el marco de la ley Global Magnitsky, que permite a Washington imputar a individuos o empresas involucradas en abusos de derechos humanos o corrupción en todo el mundo. Al celebrar su liberación, el presidente de EE.UU., Donald Trump, afirmó que suponía un "paso tremendo" en la mejora de las relaciones con Ankara.
El caso de Brunson, que llevaba viviendo en Turquía desde hace dos décadas, exacerbó las tensiones entre Washington y Ankara desde julio pasado, cuando Estados Unidos convirtió su liberación en una causa diplomática, mientras que Turquía se escudó en la independencia de sus tribunales. Por ello en agosto, la Casa Blanca sancionó a los dos ministros turcos por su papel en el arresto del clérigo y duplicó los aranceles al acero y aluminio turcos, a lo que Ankara respondió con un incremento de gravámenes en los importaciones estadounidenses de algunos productos, como alcohol y tabaco.
Las relaciones entre Washington y Ankara, socios militares en la OTAN, atraviesan un momento difícil desde hace dos años debido a diferencias sobre Siria, la negativa de extraditar al predicador Fethullah Gülen, exiliado en EE.UU. y los acuerdos de Turquía para comprar armas rusas.