El comité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que investiga el asalto al Capitolio ha votado a favor de que el expresidente Donald Trump testifique bajo juramento por ser la clave de una "conspiración criminal" para revertir los resultados de las presidenciales de noviembre de 2020.
La decisión, aprobada con el apoyo de los nueve miembros, se produce más de un año después de que el comité comenzara a investigar la insurrección del 6 de enero y a pocos días de que se celebren las elecciones de medio mandato, fijadas para el 8 de noviembre.
El comité celebra este jueves una nueva sesión en la que no hay testigos, pero en la que se presentarán nuevas evidencias de que Trump tenía "un plan premeditado" para declarar la victoria en las elecciones en las que ganó el actual presidente, Joe Biden.
El presidente del comité, el demócrata Bennie Thompson, ha vuelto a subrayar que "los hechos y los testimonios son claros y están bien documentados". "Las evidencias no provienen de los demócratas ni de los oponentes de Trump. Son, en cambio, evidencias escritas", ha aclarado.
Por su parte, al inicio de la sesión, la representante republicana por el estado de Wyoming Liz Cheney, principal crítica de su partido hacia el expresidente, ha declarado que el asalto al Capitolio no habría ocurrido de no existir Trump.
"Estuvo personal y sustancialmente involucrado en todo", ha apuntado, agregando que "podría volver a ocurrir otro 6 de enero si no se toman las medidas necesarias para evitarlo", según ha recogido la cadena estadounidense CNN.
En esta misma línea se ha pronunciado Zoe Lofgren, demócrata por California, quien ha asegurado que "su falso discurso de victoria fue planeado con mucha anticipación", incluso "antes de que se contaran los votos. "Fue un plan premeditado del presidente para declarar la victoria sin importar cuál fuera el resultado real", ha agregado.
La misión principal del comité es dilucidar el papel del exmandatario estadounidense y sus partidarios durante aquellos días en los que alentaron a tomar el Congreso para interrumpir el proceso que confirmaba su derrota frente al actual presidente, Joe Biden, en las elecciones de noviembre de 2020.