Llevan viviendo juntas en el mismo domicilio desde 1985, de hecho, la hija de Catherine dice que Virginia es mucho más que su tía; dice que es una segunda madre.
Por ello, las dos mujeres han sido entrevistadas por el diario The Guardian y han pedido al gobierno británico que les permita registrar su relación como una unión civil. Lo que alegan, además de los 33 años de convivencia y el haber criado juntas a una hija, es que ellas siempre han querido vivir juntas y que están discriminadas respecto a las parejas homosexuales. Dicen que no es normal que la ley no permita una unión civil entre familiares cuando sí permite desde 2004 que las parejas del mismo sexo tengan los mismos derechos que las personas casadas.
Las dos se declaran como conservadoras, no son nada alternativas, y reconocen que, al tener más de 60 años, pues están pensando en dejar una situación económica lo más holgada posible, la una a la otra, cuando alguna de las dos fallezca. De esta forma, sin ser reconocidas como unión civil no tienen acceso a una serie de beneficios fiscales, por ejemplo, cuando una casa como la que tienen es transferida a otra persona, hay que pagar una tasa impositiva del 40%.
El debate ha ido creciendo y creciendo en los últimos días y el Gobierno de Theresa May ha anunciado que va a extender lo de las uniones civiles a las parejas heterosexuales. Aunque la petición de estas dos mujeres, que es que la medida se extienda a los hermanos, ha ido cogiendo cuerpo, un diputado conservador ha presentado una propuesta para que sea posible, aunque con límites: sólo para mayores de 30 años y en el caso de que se pueda demostrar que han vivido juntos 12 años.