Hasta el próximo 1 de junio unos 970 millones de votantes indios están llamados a las urnas, más que la población de EEUU, la Unión Europea y Rusia juntas. O lo que es lo mismo, una décima parte de la población mundial.
Una cita que decidirá si Narendra Modi (Bharatiya Janata Party) obtiene un tercer mandato consecutivo, que muchos dan por seguro, o si el poder recae sobre una coalición opositora que ha propuesto salvar a una democracia que “está en declive”. El primer ministro ultranacionalista afirma que votar a otros es desperdiciar una oportunidad de crecimiento. “Si le regaláis un solo voto al partido del Congreso o a los comunistas, no podrán formar gobierno en el centro. Vuestro voto se desperdiciará”, ha advertido Modi.
Los expertos critican que Narendra Modi diluye cada vez más la línea entre religión y Estado, transformado al país de una república laica a una nación hindú.
India -que cambió de nombre a Bharat en septiembre de 2023- es la quinta potencia económica del mundo y el país más poblado del mundo, por delante de China, así que las votaciones se esperan muy complejas para muchos ciudadanos que se verán obligados a atravesar la selva para votar o acceder a urnas que en algunos casos se han situado a más de 4.000 metros de altitud en el Himalaya.