Madrid |
Los dos protagonistas de nuestra historia formaban parte de una manada de 14 que irrumpieron en la aldea en busca de alimento. Su alimentación no es baladí. Son herbívoros y se necesitan ingerir al día unos 300 kilos de plantas, hojas, frutos o cortezas. Además, beben entre 80 y 90 litros de agua al día.
En la aldea a la que llegaron, los paquidermos lo que buscaban era sobre todo maíz. Pero por el camino encontraron también un producto local: whisky de maíz. Y dieron buena cuenta de él. Terminaron bebiéndose 30 litros. Y por supuesto, el alcohol tuvo su efecto. Dos de los animales no pudieron aguantar el sopor y se quedaron dormidos en uno de los jardines de la aldea. La imagen fue recogida por un policía local y no tiene desperdicio. Los dos elefantes, profundamente dormidos, culete con culete, orejas gachas, la trompa recogida y una de las patas doblada. La perfecta imagen del sueño profundo.
De sus 12 compañeros no sabemos nada. Igual durmieron la mona a la salida de la aldea. Sus habitantes están acostumbrados a la presencia de los elefantes y aseguran que no le hacen asco al alcohol, aunque evidentemente ellos no se lo facilitan. Pero utilizan su famosa memoria de elefante para volver a las casas donde lo encontraron una vez.