Hasta ahora, los sondeos vaticinaban una abstención récord para estos comicios, que podría situarse en torno al 30 por ciento, muy por encima de los porcentajes que de intención de voto de los cuatro candidatos favoritos, quienes se sitúan en una horquilla entre el 23 y el 19 por ciento, aproximadamente.
Las elecciones presidenciales en Francia tradicionalmente movilizan a alrededor del 80 por ciento del electorado pero, según las últimas previsiones del centro de investigaciones políticas CEVIPOF, podría quedarse en el 72 por ciento, mientras que 'Paris Match' en su último sondeo diario apunta a una participación del 73 por ciento.
La falta de interés de los franceses por estas elecciones, que uno de cada dos jóvenes de entre 18 y 25 años se muestran dispuestos a boicotear, queda plenamente ejemplificada en la persona de Philippe Poitou. "Si no fuera candidato, creo que me abstendría", ha declarado el candidato al Elíseo por el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
Así pues, está por ver si se superaría el triste récord de una participación del 71,6 por ciento registrada en la primera vuelta de las presidenciales de 2002. En aquella ocasión, la baja participación fue uno de los motivos que permitió que el ultraderechista Jean-Marie Le Pen pasara a la segunda vuelta junto al presidente saliente, Jacques Chirac, quien se impuso a la postre con el 82,2 por ciento.