El sujeto, del que por el momento se desconoce el nombre y la nacionalidad, es un joven grabado por cámaras de seguridad que entró en el recinto sagrado con una mochila y abandonó el lugar sin ella minutos antes de la explosión, informó por televisión el portavoz de la Policía tailandesa, Prawut Thawornsiri.
La orden de arresto habla de un sujeto "extranjero" y aporta un retrato robot efectuado por los cuerpos de seguridad que muestra una persona de "rasgos indeterminados asiático-europeos", pelo negro rizado y gafas.
Las autoridades han ofrecido una recompensa de un millón de baht (unos 28.100 dólares o 25.400 euros) por cualquier información que lleve a su arresto.
Prawut señaló que también buscan a otras dos personas, supuestos cómplices, que aparecen en el vídeo de las cámaras de seguridad con camisetas roja y blanca, respectivamente.
El primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan-ocha, instó a quien colocó la bomba a entregarse, y apuntó que podría haber sido contratado por "una red" de terroristas.
"Es mejor (entregarse) que vivir escondido, lo que hará su vida miserable", aconsejó Prayuth, el general que gobierna Tailandia tras el golpe incruento que consumó el 22 de mayo de 2014.
Aunque la Policía sospecha que el atentado fue perpetrado por un grupo, nadie se ha atribuido su autoría.
Las fuerzas de seguridad se encuentran en alerta ante la posibilidad de nuevos ataques, después de que el martes una segunda bomba estallara cerca de un embarcadero en Bangkok sin causar víctimas.
Los cuerpos de seguridad cortaron hoy el tráfico en un tramo de la avenida Sukhumvit por culpa de un paquete sospechoso en una de las entradas al metro elevado y que resultó una falsa alarma.