Se trata de dos jóvenes que aparecen en el vídeo que fue grabado por cámaras de seguridad en el escenario de la matanza, el céntrico templo hindú y budista de Erawan, y en el que también figura el principal sospechoso de cometer atentado.
Ambos aparecen en las imágenes abandonando el templo instantes antes de que lo haga el principal sospechoso, vestido con una camiseta amarilla, después de depositar la mochila que presuntamente escondía la bomba que causó la masacre.
Horas antes de entregarse los dos sospechosos, el jefe de la Policía tailandesa, Somyot Poompanmuang, había expresado la sospecha de que en el ataque participaron diez individuos que contaron con la complicidad de "ciudadanos tailandeses".
Según el portal del canal estatal Thai PBS, Somyot considera que un número indeterminado de "ciudadanos tailandeses proporcionaron explosivos y ayudaron en la operación de huida" a quienes planificación y perpetraron el atentado.
Somyot no descartó que al menos parte de los autores del ataque fueran extranjeros, aunque fuentes de la junta militar que gobierna el país califican de "improbable" que el grupo pertenezca a alguna red de "terrorismo internacional".
Tres días después de producirse, nadie ha reivindicado aún el más mortífero acto terrorista registrado en Tailandia.