Plácido Domingo fue un cliente de los servicios sexuales ofrecidos por la Escuela de Yoga de Buenos Aires.
Se trata de una secta con más de 30 años de historia que fue desarticulada hace una semana por la justicia argentina.
En una serie de escuchas telefónicas que el juez Ariel Lijo ha ordenado a cargo de la investigación, se escucha a un cliente, y según las pesquisas, se trataría del tenor. La voz habla con una mujer llamada Susana Mendelievich, alias Mendy, de 75 años, a la que le explica cómo debe concretarse el encuentro.
En consecuencia, la mujer se comunica más tarde con el líder de la secta y celebra que el cliente, que presuntamente sería Plácido Domingo, ya ha organizado "la matufia" para que "los agentes no se den cuenta".
A pesar de que Plácido Domingo no ha sido imputado, todavía queda una cantidad "enorme" en papel y en digital por revisar.
Diálogo telefónico de Plácido Domingo
El diálogo telefónico del que se desconoce la fecha salió a la luz en la tarde de este martes 16 de agosto y consta de tres partes.
En primer lugar, Mendy y Juan Percowicz, el líder de la secta que fue detenido el pasado viernes junto a otra veintena de personas, deciden aceptar el encargo del hombre que realiza la llamada. Tal y como dice la mujer en los audios que obran en el expediente judicial: "Plácido dijo que podía venir a visitarnos, es decir, que va a venir a visitarme".
Por la importancia de este encuentro, Percowicz autoriza el uso del Museo,. Así es como llamaban a un edificio del centro de Buenos Aires acondicionado para encuentros sexuales.
En el segundo audio, se trata la presunta voz de Plácido Domingo dándole voces a Mendy: "Cuando salgamos de la cena venimos separados, lo hacemos así porque mis agentes se van a subir a la habitación cuando yo suba y se van a quedar en el mismo piso”, comenta el hombre, que procede a indicarle a la mujer el número de habitación que debe encontrar.
Una vez cerrado el trato, Mendy vuelve a llamar al jefe. "Ya me llamó y armó la matufia para que me quede en el hotel sin que los agentes se den cuenta”, le dice a Percowicz.
Plácido Domingo, acusado de acoso sexual
Plácido Domingo fue uno de los artistas señalados en el #MeToo debido a las acusaciones de acoso sexual que recibió en Estados Unidos por parte de una veintena de mujeres que se hicieron públicas en agosto de 2019 por Associated Press.
En consecuencia, muchas de las presentaciones que por aquel entonces tenía programadas en España y en Estados Unidos se cancelaron.
A pesar de que negó todas las acusaciones, informes del Sindicato Estadounidense de Artistas Musicales y la Ópera de Los Ángeles, de la que el madrileño fue nombrado director en 2003, concluyeron que los testimonios eran “creíbles” y que el tenor había tenido “un comportamiento inapropiado”.
No obstante, nunca fue juzgado, imputado o condenado por las acusaciones y en 2021 retomó sus actuaciones.
Una secta que oculta una trama de prostitución
La justicia argentina detuvo el viernes 12 de agosto a 24 integrantes de la Escuela de Yoga de Buenos Aires, entre ellos Percowicz, un exnotario de 84 años, su líder y fundador.
El grupo está acusado de integrar a una secta de reclutar a millones de personas. Las víctimas, que acudían deseosas de alcanzar “el desarrollo de la felicidad”, terminaban presuntamente esquilmadas de sus bienes, sometidas a la servidumbre y hasta prostituidas.
Según la investigación, las mujeres captadas por la secta aceptaban ofrecer servicios sexuales a artistas, empresarios ricos y políticos. A cambio, obtenían puntos para ascender en una escala elaborada por el líder.
En la punta de la pirámide se encontraba Percowicz, bajo el nombre del “el ángel” o “el maestro”. El líder, el nivel siete de la organización, era secundado por apóstoles (nivel seis), genios (nivel cinco) y alumnos (nivel cuatro). Para los "humanos comunes" dejaban los niveles inferiores.
Según se desprende de la acusación, los integrantes de las escalas más altas tenían a su cargo distintos emprendimientos que daban vida y, sobre todo, recursos a la organización.
Además del servicio de ofertas sexuales, llamada "geishado", había una maquinaria engrasada de captación de recursos. Los “alumnos” cedían sus bienes y pagaban cuotas de entre 250 y 10.000 dólares al mes, según su poder adquisitivo.
Percowicz, viejo conocido de la justicia argentina
En 1993, Percowicz fue imputado por los mismos delitos que ahora le han llevado a la cárcel. No obstante, salió limpio gracias a los vínculos que el líder mantenía con políticos locales y organizaciones de derechos humanos internacionales.
Por este motivo, su expediente pasó por hasta tres juzgados y las acusaciones contra la Escuela de Yoga quedaron en la nada. Ahora, casi 30 años después, la justicia ha vuelto a poner en el centro de atención a Percowicz y sus cómplices.
Los miembros de la banda se reparten entre Argentina y Estados Unidos y en el momento de su detención tenía bajo su poder casi un kilo de oro en lingotes y más de un millón de dólares.
Según han informado los agentes policiales, las ganancias que la organización ha obtenido de la explotación de todas estas personas, entre alumnos y pacientes, ingresarían al circuito legal mediante inmobiliarias y una escribanía que tiene la organización en Argentina y "distintas fundaciones creadas en los Estados Unidos, generando con ello un flujo constante de divisas extranjeras para dicha organización”.