Madrid |
La administración estadounidense ha decidido flexibilizar los menús de los comedores escolares. Flexibilizarlos en cuanto a las raciones de fruta y verdura. Porque consideran que hay otros alimentos, también nutritivos, que son más atractivos para los más pequeños. La medida permitiría, además, reducir la cantidad de comida desperdiciada.
Con estas razones como argumentos, el Gobierno de Donald Trump da al traste con el programa que puso en marcha la anterior administración, la de Barack Obama. En realidad impulsado por la primera dama, Michelle Obama, que recorrió el país enseñando a niños y padres la importancia del deporte y de la alimentación sana.
La conclusión es que la nueva política nutricional permitirá que vuelvan a los menús escolares la pizza, las hamburguesas o las patatas fritas. Y por supuesto, la pasta, que en las nuevas directrices, se equipara con la ensalada o con, por ejemplo, un plato de brócoli. De esta forma los colegios cubren una de las raciones obligadas de verduras.
No es el único caso. La norma permite que las patatas, incluidas las patatas fritas, puedan ser consideradas fruta o verdura, según interese. También la salsa de tomate puede hacer que una pizza pueda ser considerada un plato vegetal.