Israel intensifica sus bombardeos sobre el sur de la franja de Gaza. El ejército de Netanyahu acusa a Hamás de romper la pausa humanitaria y de violar el acuerdo de los rehenes "al negarse a dejar liberar a más mujeres, niños y bebés". “Hamás está disparando cohetes contra las casas. Está claro para todos: Hamás escogió la guerra”, ha sentenciado Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí.
Acorralados por el ejército de Benjamín Netanyahu, decenas de miles de civiles gazatíes huyen de los bombardeos agolpándose en las inmediaciones de Rafah, donde el caos, el hacinamiento y la falta de servicios básicos están dando paso a las primeras epidemias, mientras que los pocos hospitales que quedan operativos no dan abasto.
“Nos enfrentamos a muchos problemas, y el más importante es que no hay personal sanitario. Hacemos anestesias y cirugías de aquella manera, con lo que tenemos. Es un desafío conseguir ciertos materiales y nos falta oxígeno para las operaciones”, advierte Mohamed Obai, médico del Hospital Al Awda de Gaza.
No hay visos de una nueva tregua a la vista, pese a los esfuerzos diplomáticos, y la ayuda humanitaria vuelve a no distribuirse por la prohibición expresa de Israel.
"No hay lugar seguro en Gaza", según la ONU
Naciones Unidas denuncia que ya no hay lugar seguro en la Franja de Gaza y reivindica la necesidad de emprender una investigación sobre posibles crímenes de guerra contra Israel. Según el Ministerio de Sanidad gazatí, los ataques del ejército israelí han acabado con la vida de más de 15.500 personas desde el 7 de octubre, y cerca de la mitad eran menores.