Ankara autorizó en julio a Washington para utilizar las bases en territorio turco, en un cambio a la política que venía mantenido durante meses y que le había dejado al margen de la ofensiva internacional lanzada contra la milicia suní.
"Como parte de nuestro acuerdo con Estados Unidos, hemos realizado avances en relación a la apertura de nuestras bases, especialmente la de Incirlik", ha explicado Cavusoglu, en alusión a una importante base aérea situada cerca de la ciudad de Adana, en el sur de Turquía. "Vamos a ver la llegada de aviones estadounidenses con piloto y no tripulados y pronto lanzaremos una batalla integral contra Estado Islámico, todos juntos", ha avanzado desde Malasia el jefe de la diplomacia turca, durante una entrevista a la cadena estatal TRT.
Turquía y Estados Unidos han discutido fórmulas para dotar de cobertura aérea al grupo de rebeldes sirios que han sido entrenados por fuerzas norteamericanas, así como para expulsar a empujar a Estado Islámico al menos a 80 kilómetros de la frontera turca. Washington ha reconocido que parte de los rebeldes que ha formado han sido capturados por el Frente al Nusra --la filial de Al Qaeda en Siria--, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de un grupo que por el momento consistiría en menos de 60 efectivos.