El dato sobresaliente de estas elecciones no fueron las sospechas de fraude, como algunos esperaban, sino la decisión del Gobierno, a cargo del escrutinio provisional, de difundir los primeros resultados seis horas después de cerrados los colegios electorales y cuando ya había sido contado el 67% de las mesas de votación.
Entrada la madrugada, con el 93,1% de las mesas escrutadas, Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, sumaba el 36,39 por ciento de votos, por debajo del resultado de las primarias de agosto. Pisándole los talones, Macri, postulante del frente conservador Cambiemos, tenía el 34.75 por ciento. Con estos números, ninguno iba a obtener el 45% de los votos o al menos el 40% más una diferencia de diez puntos sobre el segundo más votado necesarios para consagrarse presidente en la primera votación, por lo que Argentina celebrará por primera vez en su historia una segunda ronda electoral.
Mientras los 32 millones de argentinos que este domingo acudieron a las urnas ignoraron durante seis horas el resultado de la votación, todos los candidatos se adelantaron a lanzar sus discursos, dando por sentada una segunda vuelta. Acompañado por su mujer, la exmodelo Karina Rabollini, el excampeón de motonáutica Scioli, que saltó a la política en los años 90 de la mano del presidente Carlos Menem (1989-1999) y terminó como vicepresidente de Néstor Kirchner (2003-2007), salió a convocar a los indecisos e independientes para lograr la victoria definitiva en noviembre.
"Voy a encarar esta nueva etapa como lo hice siempre en mi vida: con más fe y esperanza que nunca, seguiré buscando los puntos de encuentro necesarios para alcanzar definitivamente la victoria de todos los argentinos", dijo Scioli ante miles de militantes en un estadio Luna Park, de Buenos Aires, donde destacaron los "naranjas" que secundan al candidato y casi estuvieron ausentes los kirchneristas "puros". Scioli, de 58 años, agradeció por "dejar un país normal, sin deudas y con paz social" a la presidenta argentina, Cristina Fernández, que en la noche de este domingo estuvo en la sede del Ejecutivo, pero no apareció por el Luna Park, a unas pocas metros de la Casa Rosada.
En su discurso, el candidato oficialista señaló que "existen dos visiones muy diferentes del presente y del futuro de la Argentina que están en juego" y sostuvo que "los cambios tienen que ser para adelante y no para atrás". A puro baile, Macri y sus aliados celebraron en un centro de convenciones de Buenos Aires haber llegado a una segunda vuelta electoral, un escenario sin antecedentes en Argentina.
"Rumbo al 22 de noviembre, como una etapa hacia el 10 de diciembre, que cada uno asuma el protagonismo para poder decirle el día de mañana a sus hijos 'yo en 2015 me comprometí'", dijo Macri, que salió a convocar a todo el arco opositor, desde la izquierda hasta el peronismo disidente. Macri, alcalde de la capital argentina desde 2007 y líder de Propuesta Republicana (Pro), aseguró que "lo que ha sucedido el día de hoy, cambia la política de este país".
"Esto que está pasando acá se extiende por todo el país", afirmó Macri, de 56 años, recibido con una ovación por los militantes al grito de "Se siente, Mauricio presidente". Parte del inesperado resultado obtenido por Cambiemos a nivel nacional es atribuido por la propia fuerza a María Eugenia Vidal, su candidata en los comicios para la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, en manos del peronismo desde 1987 y donde la coalición opositora cosechaba este domingo el 39,67% de los votos frente al 34,82% del oficialista Aníbal Fernández.
En el tercer puesto de la carrera presidencial quedó Sergio Massa, de Unidos por una Nueva Alternativa (Una, peronismo disidente), con el 21,27% de los votos, un caudal que será decisivo para la segunda vuelta. "Quiero felicitar a Daniel y a Mauricio por la elección que hicieron. En tres semanas seguramente los argentinos tengamos que elegir un camino. Nosotros sabemos cuál es nuestro rol y nuestra responsabilidad ante el futuro de Argentina", dijo Massa, quien fue jefe de Gabinete durante el primer mandato de Cristina Fernández y luego se pasó a filas opositoras. Adelantó que en las próximas horas los dirigentes de Una se reunirán para armar "un documento único que le muestre a los argentinos que hay otra forma de hacer política" y dijo que no discutirán "cargos" sino "programas de gobierno" y que se convertirá en "garante" de un "cambio" para "construir un mañana mejor".