Madrid |
Eran cuatro y ahora hay casi un centenar de ejemplares. Los últimos análisis han descubierto que su presencia ha modificado los niveles de oxígeno y la composición química del agua de los lagos y los ríos donde habitan. Estos animales, que pasan buena parte de su existencia en el agua, generan gran cantidad de deshechos, lo que está alterando las bacterias y las algas, fertilizándolas, y en consecuencia, aumentado su producción, lo que puede poner en riesgo la salud de las personas y los animales.
Entre otros muchos caprichos, Pablo Escobar quiso tener en su hacienda un zoológico e hizo llevar desde África jirafas, elefantes, rinocerontes o cebras. La mayoría murieron cuando la Hacienda Nápoles quedó abandonada, pero los hipopótamos, un macho y tres hembras, fueron liberados y hallaron un nuevo hábitat en el río Madgalena. En 25 años los cuatro hipopótamos se han convertido en una población de 80 ejemplares.
Los investigadores creen que continuarán reproduciéndose y que podrían sumar más de mil en las próximas décadas, lo que ha llevado a las autoridades a debatir si hay que buscar una solución para el problema. Los hipopótamos invasores están provocando también problemas en la fauna local de manatíes, caimanes y tortugas.