El líder ultraderechista puso en la agenda esta prohibición hace trece años y hoy ya no se puede llevar un pasamontañas o un burka en sitios públicos como la escuela, hospitales o el transporte.
Aunque esta ley entra en vigor, aún hay dudas sobre su aplicación. Los conductores de trenes o autobuses ya han dicho que informarán a los pasajeros, pero evitarán cualquier tipo de enfrentamiento con ellos.
El Gobierno holandés calcula que hay más de un centenar de mujeres en todo el país que llevan burka. El incumplimiento de la ley está castigado con una multa de 150 euros.
El presidente de la Asociación Europa Laica, Antonio Gómez, ha apuntado a que estas decisiones sólo contribuyen a enfrentamientos: "se plantea como un problema de beligerancia dentro de la sociedad cuando debían ser asuntos regulables pacíficamente, pero se usan no para garantizar una mayor pluridad y libertad pública, sino para confrontar a la sociedad con los inmigrantes".
Holanda sigue los pasos de otros países europeos como Dinamarca, Francia y Bélgica, donde ya prohibieron el uso del burka en espacios públicos.