Gert-Jan, un neerlandés de 40 años, se dañó la médula espinal en un accidente ciclista hace 12 años y perdió la movilidad de sus piernas. Gracias a un equipo de científicos suizos y franceses de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), Jan puede caminar de nuevo gracias a un sistema entrenado con inteligencia artificial. Este interfaz lo que hace es establecer una conexión directa entre el cerebro y la médula . Mediante los implantes el sistema atrapa las "órdenes" que el cerebro envía cuando queremos ponernos de pie o andar.
El neerlandés fue sometido a dos operaciones en las que se le colocaron los dos implantes. En la primera la de la médula espinal. En la segunda, un conector entre el cerebro humano y un ordenador que a través de 65 electrodos, recoge estímulos cerebrales y los traduce en datos digitales. "Este aparato es capaz de registrar la actividad cerebral en la superficie del córtex", explicó el investigador Guillaume Charmet que ha trabajado en el proyecto.
Imaginarse moviendo las piernas
La siguiente fase después de las operaciones requirió algo más de paciencia. Se le pidió al paciente que se imaginara moviendo las piernas, ya que al hacerlo su cerebro emitía estímulos que mediante algoritmos se convertían en datos, que más tarde llegarían al implante de la médula y se convertirían en movimiento. "Fue la parte más complicada, pensar en movimiento natural tras 10 años sin intentarlo", reconoció Gert-Jan.
Al principio Gert-Jan tuvo que entrenar sus movimientos en un avatar, una versión digital y en pantalla de sí mismo que empezó a mover con sus pensamientos. Después, ese sistema se llevó a su médula. Ahora, tiene que caminar con ayuda de un andador y el sistema de cerebro-máquina que es algo ostentoso, es necesario el uso de auriculares para mandar las órdenes mediante ondas y un portátil para decodificarlas antes de que se emitan en la médula. Mediante la "máquina" Gert-Jan puede ponerse de pie, caminar, subir escaleras y adaptar la marcha a diferentes terrenos.
El siguiente paso: difundirlo a más pacientes
Como admiten los propios investigadores, el avance en neurociencia es enorme por el vínculo que se ha logrado entre cerebro y máquina. Los responsables señalan que "el siguiente paso es difundir esta tecnología a más pacientes y para ello necesitamos industrializarla". La compañía neerlandesa Onward Medical ha logrado apoyo de la Comisión Europea para desarrollar junto a las instituciones de la investigación una interfaz digital que se pueda comercializar.
