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Incluso podríamos ponerle un apelativo más grueso. La idea es de una compañía especializada en el diseño de inodoros. Ha desarrollado un nuevo modelo creado para aumentar la productividad y lo ha puesto en marcha, a modo de prueba, en sus propias instalaciones.
El asiento del wáter está inclinado unos 13 grados hacia abajo, lo que hace que el usuario vaya deslizándose y se vea obligado a hacer fuerza con las piernas para no caer al suelo. Eso reduce, dicen en la compañía, el tiempo de estancia en el lavabo.
Y no creas que es baladí, que lo tienen todo calculado. Instalarlo en todas las oficinas británicas podría suponer un ahorro de 4.500 millones de euros al año. La cifra se obtiene midiendo el tiempo que pasan los trabajadores ingleses en el baño
Dicen los creadores del "invento", que ya tienen pedidos de gasolineras y de oficinas municipales para instalar el inodoro. No es barato, sale entre 200 y 600 euros por unidad.