Las vallas de metal y estructuras para cámaras que se desmontaron, así como los detectores de metal retirados ayer, formaban parte de la lista de exigencias que las autoridades musulmanas que administran el recinto dieron a la policía israelí ayer, según The Times of Israel. El presidente palestino, Mahmud Abás, se reunirá con los miembros de su gabinete para tratar este desarrollo de los acontecimientos.
El gran muftí de Jerusalén, Mohamed Ahmed Husein, señaló que volverán a rezar dentro de Al Aqsa sólo después de que la entidad custodia jordana del lugar, el Waqf, haya confirmado la completa retirada de las medidas de seguridad israelíes. Como respuesta al ataque del pasado día 14, en el que tres árabes israelíes salieron del complejo de Al Aqsa armados y mataron a dos policías druso israelíes en uno de los accesos a la Ciudad Vieja de Jerusalén Este, y que ellos murieran también en el suceso, Israel instaló medidas de seguridad en las entradas a la explanada.
Esas medidas, consideradas por los musulmanes una vulneración del statu quo de su tercer lugar más sagrado (tras La Meca y Medina), provocaron protestas y enfrentamientos en Jerusalén Oriental y Cisjordania en las que murieron cuatro adolescentes palestinos. Además, un palestino acuchilló hasta la muerte a tres miembros de una familia de colonos, en Cisjordania. El disputado recinto, llamado por los musulmanes Haram esh-Sharif y por los judíos Monte del Templo, es el lugar más sagrado para el judaísmo, si bien los judíos no pueden rezar dentro de él, pero sí en el Muro de las Lamentaciones que se encuentra a sus pies.