Lo hizo, según su propia confesión, entre 2010 y 2017 en el barrio gay de la ciudad canadiense. Bruce McArthur, de 67 años, almacenaba los restos de sus víctimas en macetas de grandes dimensiones guardadas en la casa en la que fue contratado como jardinero.
Tras ser detenido hace un año, en las próximas semanas será condenado, previsiblemente, a cadena perpetua.