Retrocedemos al jueves 22 de noviembre, celebración de Acción de Gracias en los Estados Unidos, un joven exmilitar de 21 años, Fitgerald Bradford, es asesinado a tiros por un oficial de policía en un centro comercial. La primera versión de los agentes le involucraba en un altercado que sucedía en el mismo lugar y a la misma hora: Un hombre abría fuego contra varias personas, hiriendo a dos de ellas.
Un día más tarde, los agentes dan la segunda versión y reconocen haber confundido a Bradford con el verdadero agresor (que por cierto, sigue libre). Pues bien, ofrecen ahora una tercera interpretación de los hechos, la cual coloca un arma en las manos de Bradford y le acusa además de haber participado en el altercado aunque le exculpa de haber disparado el arma. La familia del joven desmiente su participación en el suceso y lamenta en una entrevista con la CNN no haber recibido ni siquiera unas palabras de condolencia por parte de los agentes.
Ahora piden que se investiguen las cámaras del centro comercial para desmentir la última versión de la policía, que involucra a Bradford en el ataque. El abogado de la familia defiende que el hecho de que pudiese llevar un arma no justifica los disparos de los agentes, ya que como veterano del ejército, está autorizado.