Eran las 22 y 35 minutos de la noche. La actuación de Ariana Grande en el Manchester Arena acababa de concluir y los espectadores, adolescentes la mayoría, salían del estadio cuando sonó la explosión.
Algunos testigos confirman que la deflagración tuvo lugar en el vestíbulo y que el pánico se desató entre las miles de personas que aún permanecían en el interior y que empezaban a abandonar sus localidades.
Las primeras informaciones confirman 22 muertos y 59 heridos. A falta de ninguna confirmación oficial, las autoridades están tratando el incidente como un atentado terrorista.
Decenas de ambulancias acudieron Manchester Arena. La zona quedó acordonada por la Policía y los artificieros alertaron de la presencia de un bulto sospecho, que finalmente se trató de ropa abandonada. La cercana estación Victoria también fue desalojada y todas las lineas de tren han sido suspendidas tras el suceso.
Muchas personas no han podido regresar a sus domicilios, de nuevo la solidaridad en estos casos a través de las redes sociales ha permitido que ciudadanos anónimos hayan ofrecido sus domicilios particulares a quien lo necesitara.