En el cuarto día de tareas de extinción, los bomberos continúan tratando de controlar el fuego desatado el sábado en Pedrógão Grande, en el distrito de Leiria, donde murieron 64 personas, según los últimos datos aún provisionales. Otras 160 personas resultaron heridas, aunque esta cifra incluye los afectados en otros fuegos de la zona.
El control de las llamas, que las autoridades lusas preveían conseguir este martes, se ha complicado considerablemente con el avance del fuego hacia el norte, hasta alcanzar Góis, a 40 kilómetros de Pedrógão Grande. La amenaza del voraz incendio ha obligado a desalojar una treintena de pueblos en Góis y en el municipio de Pampilhosa da Serra, una situación a la que se hará frente con la llegada de refuerzos internacionales.
En las últimas horas, se han incorporado a los trabajos de extinción ochenta bomberos españoles, que se unen a los 200 militares, 25 bomberos y seis aviones enviados desde Madrid a través de la colaboración bilateral entre países y del mecanismo europeo de protección civil.
Un avión Canadair de Marruecos reforzará a la flota de las aeronaves de este tipo -también llegados de Italia y Francia- que intentan colaborar en las tareas de extinción y cuya labor se ha visto complicada en días pasado por el denso humo que cubre algunas zonas.
Las suaves temperaturas registradas durante la noche en Góis y Pedrógão han ayudado a los bomberos a evitar el avance de las llamas, tarea que se prevé complicada con los 38 grados y vientos suaves en la zona que prevé el Instituto Portugués de Mar y Atmósfera.