Lula, acusado de corrupción, prestó juramento ante Rousseff en un acto celebrado en el Palacio presidencial de Planalto, cercado por cientos de personas que expresaban su apoyo al Gobierno o su rechazo que el expresidente accediera al gabinete.
A la ceremonia asistieron decenas de parlamentarios del grupo oficialista, que recibieron a Lula y a Rousseff al grito de "no habrá golpe", en alusión al trámite con miras a un posible juicio político contra la gobernante, que debe reanudarse hoy en la Cámara de Diputados.