El pacto, según el galo, tiene "el equilibrio adecuado entre responsabilidad y solidaridad". La responsabilidad corresponde a los países situados en 'primera línea', como España, Italia, Malta o Grecia, para establecer los centros de recepción de los migrantes, mientras que "los demás debemos ser solidarios con ellos" y "compartir" la acogida de los refugiados.
También el primer ministro belga, Charles Michel, ha explicado a su llegada que aunque aún no hay un listado de países voluntarios para establecer los centros en su territorio, entiende que serán los que reciben en primer lugar a los migrantes los que deben hacerse cargo. No obstante, ha asegurado que la "orientación del acuerdo es global" y que funciona de acuerdo con "el principio de solidaridad efectiva".
En este sentido, Macron ha recordado que es necesario avanzar hacia "políticas de retorno más eficaces" y acuerdos de cooperación con países de origen y tránsito, siguiendo el modelo que ya existe con Níger y Libia, pero "hacen falta mecanismos complementarios."
Su sensación tras el acuerdo ha sido "satisfacción y victoria", como ha confesado en declaraciones a la prensa, ya que se avanza "hacia una Europa con más protección y más cooperación". "Muchos predecían la ausencia de acuerdo pero ha sido posible", se ha jactado el presidente francés.
Durante la madrugada los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han acordado la posibilidad de crear centros de migrantes en suelo comunitario" sobre una base voluntaria" después de que Italia haya supeditado su apoyo a un acuerdo definitivo a alcanzar un consenso sobre esta cuestión.
La propuesta para la creación de estos centros "controlados" en territorio comunitario ha sido impulsada por Francia e Italia, y prevé que sirvan para acoger a los migrantes procedentes de las operaciones de rescate en aguas territoriales europeas para posteriormente ser repartidos "de forma voluntaria" entre los países miembros que así lo acuerden.