La Guardia Costera de Estados Unidos confirmó la tarde de este jueves el fallecimiento de los cinco tripulantes del Titán, el submarino que había realizado una inmersión para visitar los restos del famoso Titanic. Las autoridades comunicaron el hallazgo de varios restos de la nave repartidos por el fondo del mar, lo que les había llevado a suponer que el Titán había sufrido una "implosión catastrófica" debido a la gran presión soportada a esa profundidad.
Los restos del Titanic se encuentran a unos 3.800 metros de profundidad en el Océano Atlántico, a 700 km al sur de St John’s (Terranova). Desde Terranova, una gran isla situada a unos 450 kilómetros mar adentro de la costa de Canadá, partió el Titán rumbo al punto exacto en el que se hundió el famoso transatlántico.
Gélidas aguas con más de 40.000 icebergs
Las aguas de Terranova son conocidas por su complejidad y virulencia, ya que es común el fuerte oleaje o las tormentas en una zona gélida que cuenta con la presencia de más de 40.000 icebergs.
El accidente sufrido por el Titán es el último de una larga lista de catástrofes que se han producido a lo largo de los años en la zona, algo que ha llevado a mucha gente a acuñar la expresión "la maldición de Terranova", debido a la cantidad de personas que han fallecido y desaparecido en sus aguas.
La "maldición de Terranova" comenzó en 1565
La más conocida de las tragedias de Terranova es sin duda el naufragio del Titanic, sin embargo, no es la más antigua: la primera data de hace 458 años.
El ballenero San Juan
A mediados del siglo XVI, concretamente, en el año 1565, se produjo el primer accidente registrado. Se trató del ballenero San Juan, que partió desde el puerto de Pasajes (Guipúzcoa) rumbo a las aguas de Norteamérica. Tras surcar el Océano Atlántico, atracó en la bahía de Terranova, donde solían atracar unos 10-12 balleneros con una tripulación total de unos 1.500 hombres que la visitaban cada año.
Todo sucedió en octubre de 1565, justo antes de retornar a su puerto base en España cargada con casi mil barricas de aceite de ballena. Mientras fondeaba, fue sorprendido por una fuerte tormenta que causó su naufragio. Afortunadamente, no hubo víctimas que lamentar y la tripulación pudo volver sana y salva a casa en otros balleneros.
En 1978, Parks Canadá, la Agencia del Gobierno de Canadá dedicada a gestionar el patrimonio cultural y natural canadiense, encontró el ballenero a diez metros de profundidad y muy cerca de Red Bay en muy buenas condiciones de conservación, gracias a la baja temperatura del agua y al proceso de sedimentación.
El Titanic, la mayor tragedia
Varios siglos después, el 10 de abril de 1912, zarpaba desde Southampton el mayor transatlántico construido hasta entonces por el hombre, el Titanic, que iniciaba su viaje inaugural hacia Nueva York con más de 2.500 personas a bordo entre tripulantes y pasajeros.
La noche del 14 de abril, el barco chocó contra un iceberg y rasgó el casco por la parte inferior provocando una inundación que culminaría con su hundimiento y el fallecimiento de más de 1.500 personas.
La tragedia del Titanic ha atraído la atención de millones de personas a lo largo de los años y sus restos se han convertido en una atracción turística explotada por empresas como OceanGate, que ofertaba millonarios pasajes en mini submarinos como el Titán para visitar su pecio.
Dos catástrofes en 48 horas
Setenta años después del Titanic, la plataforma petrolera Ocean Ranger se hundió en aguas de Terranova debido a una fuerte tormenta que les sorprendió el 15 de febrero de 1982. En total, fallecieron 84 obreros. Su historia, al igual que la del Titanic, ha sido llevada al cine y a las páginas de varios libros.
Sólo dos días después y a poca distancia de esta tragedia, un carguero soviético (Mejanik Tarasof) naufragó pereciendo en él 33 personas. ¿El motivo? Olas de 15 metros provocadas por los fuertes vientos de más de 130 kilómetros por hora. Únicamente, cuatro fueron rescatados.
El Izarra I y el Arcay: mismo destino con once años de diferencia
El Izarra I fue un bacaladero al que las aguas de Terranova engulló en marzo de 1992. Afortunadamente, en ese momento no hubo víctimas mortales, ya que la tripulación fue rescatada por el pesquero Arcay.
Sin embargo, once años después, en 2003, el pesquero corrió la misma suerte que el Izarra I y naufragó después de un fallo en la máquina. Los 20 tripulantes salieron con vida y fueron rescatados por la Marina de Canadá.
El Monte Galiñeiro
Un pesquero gallego llamado Monte Galiñeiro sufrió dos explosiones que provocaron un incendio en la sala de máquinas. La nave se hundió el 22 de febrero de 2009, pero afortunadamente, sus 22 tripulantes (14 marineros españoles y 8 tripulantes africanos), pudieron salvar la vida y ser rescatados por Salvamento Marítimo de Canadá.
La tragedia del Villa de Pitanxo
Fue el último naufragio conocido antes del accidente del Titán y se produjo trece años después del del Monte Galiñeiro. El pesquero gallego Villa de Pintaxo se hundió el 15 de febrero de 2022 con sus 24 tripulantes a bordo. De ellos, únicamente sobrevivieron tres. Nueve fallecieron y doce continúan desaparecidos a día de hoy.