Unas pruebas rutinarias realizadas a finales de 2017 en los hospitales de Bangarmau permitieron detectar los primeros casos, ha explicado el responsable médico del distrito de Unnao, SP Choudhary.
Al preguntarles a los enfermos por el posible origen del contagio, principalmente sobre el posible uso de jeringas compartidas, "algunos de ellos hablaron de un médico al que iban y que solía utilizar la misma jeringa con todos sus pacientes".
Las autoridades emprendieron entonces una batida que, durante los días 24, 25 y 27 de enero, les permitió realizar análisis a un total de 566 personas. Treinta y tres de ellas dieron positivo y no se descarta que el número de contagios sea aún mayor.
Un portavoz de la Policía, Arun Pratap Singh, ha confirmado la apertura de un caso contra el supuesto doctor, Rajendra Kumar, que permanece prófugo. Entre los cargos por los que podría ser imputado figura la propagación de enfermedades, la consecución de daños con armas o por medios peligrosos y la práctica de la medicina sin autorización.
"Los pacientes nos han dicho que es un hombre de unos 35 años y que va en bici, dando pastillas e inyecciones para tratar catarros, toses y otros males. Es un matasanos", ha sentenciado Choudhary, que no obstante ha admitido que no existen pruebas fehacientes de que los 33 casos estén relacionados con Kumar.
La falta de médicos en India lleva a muchos pacientes a recurrir a supuestos expertos o curanderos que, en la mayoría de los casos, trabajan en clínicas precarias de zonas rurales. Las asociaciones estiman que un 45 por ciento de las personas que realizan actividades médicas en India carecen de formación oficial.