El ataque con coche bomba que tuvo lugar en una zona residencial de Ankara ha dejado al menos 18 muertos y 45 heridos, según la gobernación de Ankara, informó la cadena de noticias CNNTürk.
El ataque se dirigió contra dos autobuses militares que trasladaban a soldados a una casa cuartel, a escasa distancia del comando central de las Fuerzas Aéreas en el corazón de la capital turca.
La policía y una treintena de ambulancias se acercaron al lugar de la detonación a los pocos minutos, donde los agentes del seguridad impidieron el paso a los periodistas y a las cámaras de televisión. Las autoridades emitieron poco después una prohibición de difundir imágenes del lugar de la explosión, una medida ya habitual en atentados terroristas y ataques de guerrilla en los últimos meses. Además, los artificieros desactivaron mediante una explosión controlada un paquete sospechoso con detonadores ante el ministerio de Interior, a pocos cientos de metros del lugar del ataque.
El ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, condenó en un mensaje en la red social Twitter lo que calificó como "atentado terrorista". Mientras, un portavoz del partido gubernamental, el islamista Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), habló de un "ataque terrorista cobarde y traidor". Por su parte, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, canceló su viaje a Bruselas, previsto para esta misma noche, informó la cadena de noticias NTV. El mandatario turco tenía previsto participar en la cumbre de líderes de la Unión Europeas (UE), centrada en la gestión de la crisis de los refugiados, en la que Turquía tiene un papel clave.
Los ataques con explosivos contra convoyes militares son una de las tácticas habituales del ilegal Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK). Sin embargo, esta guerrilla suele actuar en el sureste de Turquía y sería la primera vez que lanza un ataque de este calibre en el corazón de la capital turca.