El atentado está directamente relacionado con las elecciones de alcaldes, gobernadores y órganos legislativos locales y regionales del domingo, pues la comisión atacada custodiaba los 130 votos emitidos por indígenas de la comunidad U'wa en la reserva de Bachira. La zona donde ocurrió la emboscada pertenece al municipio de Güicán, en el centro de Colombia, y forma parte del Parque Nacional Natural del Cocuy.
Además de los once militares de un batallón de alta montaña y un policía muertos, el ataque hirió a tres soldados, mientras que otros dos, un patrullero de la Policía, dos delegados de la Registraduría Nacional del Estado Civil, entidad que organiza los comicios, y un guía indígena de los U'wa están desaparecidos. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, condenó el "hecho tan lamentable" y ordenó redoblar las acciones militares contra el ELN, guerrilla con la que su Gobierno lleva a cabo desde enero de 2014 contactos "exploratorios" para iniciar un proceso de paz similar al que está en marcha con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba.
"Si el ELN cree que con estos actos va a ganar espacio político o fortalecerse en una eventual negociación está totalmente equivocado", manifestó Santos en una declaración en la Casa presidencial de Nariño. El jefe del Estado subrayó que "para el ELN y todos aquellos que no entren en el camino de la paz el mensaje es claro: los enfrentaremos con todo el poder y con toda la contundencia de nuestras Fuerzas Armadas".
El ataque es el más grave de los últimos años perpetrado por el ELN, que se ha convertido en el principal generador de violencia del conflicto armado colombiano desde que el pasado 20 de julio las FARC iniciaron un alto el fuego unilateral en el marco de los diálogos de paz. En esa coyuntura, las elecciones del domingo fueron, según el propio presidente, las más tranquilas en mucho tiempo en Colombia, pues a diferencia de otras épocas sólo se registró un ataque armado.
El autor también fue el ELN, que asesinó a un soldado que custodiaba la jornada electoral en Anorí, en el noroeste del país. Santos lamentó que por un lado Colombia haya vivido "una jornada electoral pacífica, exitosa, la más tranquila de las últimas décadas, de los últimos tiempos" mientras por otro el ELN perpetraba un nuevo ataque contra militares y policías "que adelantaban precisamente el Plan Democracia para proteger las elecciones". "Es un hecho que demuestra que el ELN no ha entendido que este es el tiempo de la paz y no el tiempo de la guerra", sentenció el mandatario.
Mientras la violencia de las FARC se ha reducido a mínimos históricos los últimos meses, el ELN sigue actuando en diversas partes del país, incluso cometiendo secuestros como el del administrador de empresas Ramón Cabrales, el pasado 3 de septiembre en su finca cercana a Ocaña, en el noreste. Por esas acciones, el Gobierno mantiene una ofensiva contra esa guerrilla y en los últimos cuarenta días causó al menos quince bajas en las filas de ese grupo armado.
El 17 de septiembre seis miembros del ELN murieron en una operación militar en una zona rural del municipio de El Tambo, en el suroeste, y el pasado jueves otros nueve perdieron la vida en una acción similar en Morales, en el departamento caribeño de Bolívar.