Merkel gana las elecciones con menos apoyo y con la ultraderecha como tercera fuerza
La canciller alemana y líder cristianodemócrata, Angela Merkel, ganó sus cuartas elecciones generales en una jornada marcada por el hundimiento socialdemócrata y la irrupción como tercera fuerza del Bundestag (Parlamento) de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Según las proyecciones de las cadenas públicas de televisión, a las 22.GMT, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera lograron alrededor de un 32,9 % de los votos, sobre ocho puntos menos que hace cuatro años, pero doce más que el Partido Socialdemócrata (SPD). Bajo el liderazgo del expresidente del Parlamento Europeo (PE) Martin Schulz, los socialdemócratas encajaron su peor resultado en unas generales desde la Segunda Guerra Mundial, en torno al 20,6 % de los votos.
Mientras, el discurso islamófobo de AfD recibió el apoyo de más del 13 % de los electores, según esas proyecciones, evidenciando el rechazo de parte importante de la población a la acogida en Alemania de más de 1,3 millones de solicitantes de asilo desde 2015. Es la primera vez que una formación de ese espectro entra en el Bundestag desde los años 50 y, aunque ya tenía escaños en 13 de las 16 cámaras regionales del país, la presencia a escala federal multiplicará su resonancia y su financiación pública.
A pesar del júbilo de sus simpatizantes reunidos en la sede de la CDU en Berlín, Merkel admitió que hubiera deseado "un resultado mejor" y se comprometió a "reconquistar" de los votantes de AfD. El bloque conservador, no obstante, consiguió su "objetivo estratégico", palabras con las que la canciller dejó claro que ninguna otra formación puede intentar una coalición de gobierno.
No tendrá muchas opciones abiertas, ya que el socialdemócrata Schulz, en un día que calificó de "difícil y amargo", consideró que el mandato que le habían dado los votantes era situarse al frente de la oposición, tras cuatro años gobernando junto a Merkel en gran coalición. El expresidente del PE descartó dimitir y aseguró que tiene el "total respaldo" del SPD, que lo eligió como líder el pasado mes de marzo, para continuar al frente del partido y "renovarlo".
Los socialdemócratas volvieron a ser víctimas de la gran coalición, fórmula que ya habían ensayado con Merkel en su primera legislatura, entre 2005 y 2009, y que les había llevado a su peor resultado electoral hasta entonces, el 23 %. Si el SPD no se sienta de nuevo a negociar, la canciller sólo puede intentar un inédito tripartito a nivel federal con los liberales del FDP y Los Verdes, dos formaciones con programas en muchos puntos antagónicos y que lograron el 10,6 %, los primeros, y el 8,9 % de los votos los ecopacifistas.
Sería la llamada "coalición Jamaica", los conservadores se identifican con el negro en Alemania, los ecopacifistas con el verde y los liberales con el amarillo, los mismos que la bandera de ese país, pero el líder del FDP, Christian Lindner, no quiso darla por hecha. Los liberales, que se han coaligado tanto con conservadores como con socialdemócratas en las últimas décadas, quedaron fuera del Bundestag tras gobernar junto a Merkel en su segunda legislatura.
Lidner advirtió ahora de que no se dejarán presionar para entrar en un Ejecutivo "sólo porque el SPD, por razones tácticas, se pase a la oposición". "No seremos un socio fácil", subrayó por su parte la candidata de Los Verdes, Katrin Göring-Eckardt. Con ellos tendrá que negociar en las próximas semanas y tal vez meses Merkel, que antes de los comicios sólo había descartado como posibles aliados a la AfD y a la Izquierda, que obtuvo un 9,1 %. Mientras se realizaba el escrutinio, los principales líderes políticos acudieron a la primera cadena de la televisión pública para analizar como cada cuatro años sus resultados e intentar mirar al futuro, aunque el debate entre Merkel y Schulz fue tenso.
"Es triste que caracterice tan mal el trabajo de una coalición que ha trabajado bien y ha hecho tanto positivo", dijo la canciller, ante un Schulz que, en la derrota, se presentaba en ese debate más combativo de lo que hizo durante la campaña. La canciller instó a Schulz a aplazar al lunes su rechazo a gobernar de nuevo junto a ella. Pero el socialdemócrata le dejó claro que la negativa era firme, tras comprobar que, aunque varias de las principales medidas de esta legislatura llevaban la firma del SPD, del salario mínimo al matrimonio homosexual, los electores habían vuelto a castigar su presencia en una gran coalición.