Tras las elecciones del 24 de septiembre y después de que los socialdemócratas rechazaran reeditar la gran coalición, el gabinete tripartito era la única fórmula que habría dado a Merkel una mayoría parlamentaria estable para un acuerdo mandato. Según la Constitución alemana, corresponde al presidente del país proponer al Bundestag (la Cámara Baja) un candidato a canciller y, para ser elegido, éste debe recibir el apoyo de la mayoría absoluta de los diputados en una primera votación y en una segunda, que tendría que celebrar dentro de los catorce días siguientes a la primera.
En la tercera votación el candidato puede ser elegido ya por mayoría simple y el presidente del país, en el plazo de siete días, tiene la opción de nombrarlo o de disolver el Parlamento, con lo que se convocarían elecciones en el plazo de sesenta días. El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, recordó que en la madrugada la canciller había expresado su propósito de seguir trabajando para el país fuera bien gobernado "también en estas semanas difíciles".