Este sábado se manifestaron en la Plaza del Popolo, en Roma, unas 10.000 personas antivacunas y negacionistas, entre los cuales había miembros del partido neofascista Fuerza Nueva, para protestar en contra del Pasaporte Verde antiCovid, la nueva medida del Gobierno de Mario Draghi.
A partir del próximo viernes 15 de octubre, será obligatorio que todos los italianos estén vacunados para poder trabajar. De este modo, las autoridades quieren maximizar las tasas de vacunación, aunque el 80% de la población de Italia cuenta ya con la pauta completa.
Enfrentamientos contra la policía, cargas policiales y detenciones
La tensión explotó cuando la mitad de los manifestantes se acercaron hasta el palacio Chigi, sede del Gobierno de Italia, para lanzar bombas de humo y petardos. Durante el recorrido de la protesta, también asaltaron la sede de CGIL, el principal sindicato del país, lo que provocó la condena de los principales líderes políticos italianos.
Las protestas acabaron con agresiones a la policía, gases lacrimógenos y detenciones de algunos de los participantes.
Inmediata condena por parte de los líderes políticos
El secretario general del sindicato atacado, Maurizio Landini, evocó los tiempos del fascismo para explicar lo sucedido: "Es un ataque a la democracia y a todo el mundo del trabajo que rechazamos. Que nadie piense que nuestro país volverá a los años de fascismo".
Por su parte, el primer ministro, Mario Draghi, condenó estos graves episodios de violencia y recordó que "el derecho a manifestar las propias ideas no puede jamás degenerar en actos de agresión y de intimidación". Asimismo, expresó su solidaridad con el sindicato aludiendo que estas organizaciones son "fundamentales para la democracia".
También el ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, calificó a los participantes de "delincuentes" y llamó a "no instrumentalizar" la crisis sanitaria.