"Ahora que los conflictos en la región están sufriendo una escalada en los conflictos, el objetivo de acabar con las profundas preocupaciones de desnutrición, escasez de agua y cambio climático se vuelve más difícil y al mismo tiempo más urgente", ha dicho el director regional de la FAO, Abdesalam Ould Ahmed.
Los países más afectados son Siria y Yemen, donde un 80 por ciento de la población tiene necesidades humanitarias extremas y el 50 por ciento necesita asistencia alimentaria; seguidos de Irak, con un 30 y un nueve por ciento en estos indicadores, respectivamente; y Libia, con un seis por ciento dependiente de la asistencia alimentaria.
Al margen de la situación en estas naciones, la FAO ha advertido de que esta espiral de violencia ha agrandado lo que se conoce como "la brecha del hambre". Así, entre 2014 y 2016, el 27,2 por ciento de la población en los países con conflictos padecía hambre o desnutrición crónica, mientras que en los países en paz este dato cae al 4,6 por ciento. Ahmed ha apelado a "la cooperación y la solidaridad" entre estados para "acabar con los conflictos y la violencia y devolver a estos países a la senda del desarrollo".