Esto ha ocurrido en Valtiberina, en la toscana italiana. El convento fue rescatado del abandono para reestructurarlo y dedicarlo al turismo religioso, lo que viene a ser, retiros espirituales, y la celebración de bodas, bautizos y comuniones.
La madre superiora, y la que se encargaba de la gestión del centro era María Teresa Saccente, de unos 40 años, una monja enérgica, siempre sonriente y con gran capacidad para gestionar el lugar. Ella es también la protagonista de nuestra noticia.
La monja se enamoró y mantuvo una relación sentimental con un hombre. Esta relación, se acabó por su propia decisión, ante su fuerte vocación religiosa. Pero la monja ha tenido que dejar el velo y los votos religiosos por orden de la Santa Sede, aunque la relación ya hubiese acabado .
Esto implica que el convento tendrá que cerrar sus puertas ya que solo quedarían otra monja de 80 años y dos novicias y la hermana octogenaria que queda no está en condiciones de poder dirigir el lugar.