En una reunión extraordinaria convocada después de que las secciones provinciales retirasen su apoyo a Mugabe, el máximo órgano ejecutivo del partido eligió como nuevo líder provisional a Mnangagwa, destituido la semana pasada tras las presiones de la facción afín a las ambiciones de la primera dama, Grace Mugabe, de suceder a su marido en el poder.
La ZANU-PF acaba así con el liderazgo de su cofundador, que ha gobernado el país durante los últimos 37 años.
Antes de la reunión, celebrada a puerta cerrada, el presidente del Comité, Obert Mpofu, se refirió a Mugabe ante los medios locales como "presidente saliente" y celebró la intervención de las Fuerzas Armadas, que abren una "nueva era, no solo para el partido sino para el país".
Mpofu consideró que el aún presidente del país había hecho un gran trabajo "hasta que Grace y sus socios se aprovecharon de él cuando envejeció".
Mugabe se reúne hoy con los mandos del Ejército -que lo mantienen bajo arresto domiciliario desde el alzamiento del martes- para negociar su dimisión, aunque en los últimos días se habría negado a ceder el poder.
Las Fuerzas Armadas buscan forzar la dimisión del mandatario o que sea destituido por el Parlamento para evitar la intervención de organismos internacionales como la Unión Africana (UA) o la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional, que no ven con buenos ojos un cambio en el poder a través de un golpe de Estado.