Alex Fields, de 20 años, ha comparecido por videoconferencia ante la corte del distrito general de Charlottesville y ante el juez Robert Downer, quien le ha indicado que enfrenta cargos por asesinato en segundo grado, por herir malintencionadamente y por huir tras el suceso.
El juez le ha denegado la libertad bajo fianza porque el joven aún no tenía representación legal y nombró al abogado local Charles Webber para llevar su defensa a partir de ahora. Webber podrá pedir una audiencia sobre la fianza antes de la próxima cita judicial de Fields, programada para el 25 de agosto.
El joven, que ha hablado muy poco durante la audiencia, ha dicho que de todos modos no tendría dinero para pagar una fianza porque gana 650 dólares cada dos semanas en una empresa de seguridad.
A las puertas de la corte han habido intercambios de insultos entre algunos supremacistas y algunos antifascistas, pero la policía puso orden y no hubo ningún incidente.
Un profesor de secundaria del detenido ha explicado a los medios de comunicación que hace tiempo que el chico tiene ideas nazis y que es un gran admirador de Adolf Hitler. Sin embargo, su madre, Samantha Bloom, ha declarado a la prensa que no sabía que su hijo iba a una manifestación supremacista, sino que pensaba que se trataba de "algo relacionado con (el presidente de EEUU, Donald) Trump".
Fields condujo desde Ohio a Virginia para participar en la concentración supremacista "Unir a la derecha" del sábado en Charlottesville. En su ataque a los manifestantes antifascistas que protestaban contra esa marcha murió la joven Heather Heyer, de 32 años, y al menos 19 personas resultaron heridas.
Los supremacistas se concentraron en Charlottesville para protestar contra la retirada de una estatua del general de la Confederación Robert E. Lee.
El Departamento de Justicia y el FBI han abierto una investigación de derechos civiles sobre este ataque. El fiscal general, Jeff Sessions, ha dicho que este "malvado ataque" cumple los preceptos legales para ser considerado "terrorismo".
La importancia de que el ataque se declare "terrorismo doméstico" es más simbólica que práctica, ya que esta denominación no acarrea penas adicionales pero sí es clave para quienes denuncian que solo se usa la palabra terrorismo cuando el atacante es una persona musulmana.